lunes, 5 de agosto de 2013

un deseo

Quedar tildada. Quedar en cero, con esa misma puntualidad para hacer de la quietud ansiada un infierno, un fuego diurno insoportable que deja mis noches ciega de tanto pensar, el manto de estrellas vuelve a cubrir la ciudad como cada lunes, como cada puto día que pasa y sigo buscándole la misma respuesta. Y así como pasan desapercibidos tantos respiros de los que vagan en la inmensidad de mi destino, la sonrisa mas pícara del mundo se vuelve la droga mas dura, la mas rica y la mas dificil de dejar. Ahí mismo es donde el entusiasmo deja de jugar a la seducción con la intuición y donde hasta el mas sarcástico de tus chistes queda sin efecto y es justamente ese instante, el segundo mismo donde volvemos a empezar y nos preguntamos mil veces lo mismo, sin quererlo y sin buscarlo; Surgen de  entre el montón y sabemos que muy dentro nuestro está la verdad, que es lo políticamente correcto y que es eso que podemos decir con total desfachatez. Se que nunca fui muy buena haciéndome la desentendida, pero al menos por hoy podría intentar fingir esa sorpresiva risa que esboza la cara cuando no te esperás algo, tal vez me resulte válido este mecanismo de defensa tan innovador en mí, jugar con la manija de la puerta tantas veces como me sea posible mientras no se trabe, y volver a cerrarla a ver si se abre sola. Me pauso, fumo, miro y suspiro por última vez en lo que va de este minuto cuando ya mis manos sienten ese cansancio de la escapada diaria al mundo imperfecto que propone la imaginación cada vez que un "hola" dibuja una nueva sonrisa en el rostro de la mas ordinaria y ficticia felicidad. No te ofrezco una casa llena de fotos en sepia dándonos la mano, ni tampoco el traje mas caro de la tienda, no te quiero ilusionar prometiendo la mejor cena cada noche ni tampoco ser un amante perfecto a la hora del sexo, no puedo siquiera mirarte y decirte cuanto tiempo estaré a tu lado, simplemente puedo darle forma a mis sentimientos mas ocultos y nobles, solamente puedo escribirte una y mil veces mas cuanto deseo que mis días de aquí en adelante sean mirándote mientras te dormís, tengo mis párpados enloquecidos por la escultura de tu espalda, es esa misma pasión la única que puedo prometerte mientras respiro y la misma intensidad del primer día cada vez que te ame, dentro o fuera de la cama seré quién te acompañe sin importar donde pisen tus pies... Mirando en el intenso color de la luna le pido el último de mis deseos sin cumplir, encontrarte...


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